domingo, 24 de enero de 2021

ERRATAS

 

La anécdota la cuenta Pablo Neruda en el tomo V, página 236 de sus obras completas, publicadas en una magnífica edición por Galaxia Gutenberg y el Círculo de Lectores en el año 2002.
Comenta el premio nobel chileno las erratas y los "erratones" que se han introducido malignamente en algunos de sus libros. En la novela las erratas, sin dejar de constituir un grave descuido, pueden pasar y de hecho pasan en muchas ocasiones por una pequeña ola a destiempo en un mar tranquilo y apacible, de modo que por el contexto el lector advierte fácilmente el fallo y sustituye la errata por el término correcto. No obstante, incluso en la novela aparecen erratas que pueden llegar a ser desconcertantes. Por ejemplo, en la primera edición de la novela Arroz y tartana del valenciano Vicente Blasco Ibáñez el escritor escribió la siguiente frase en una de sus páginas: "Aquella mañana doña Manuela se levantó con el ceño fruncido", pero la que apareció en la novela era la siguiente: "Aquella mañana doña Manuela se levantó con el coño fruncido."
Ahora bien, en poesía una errata es siempre un escopetazo que le entra al lector por los ojos y le llega a lo más hondo del cerebro. Y ya se sabe que un tiro de escopeta, si no te mata, te deja marcadas cicatrices. O lo que es lo mismo, que cuando en una poesía aparece una errata poco importa el contexto, porque, en primer lugar, puede ser difícil advertirla y, luego, porque, aunque se advierta, es casi imposible encontrar el término correcto. Esto se debe a la precisión que tiene la poesía y, muchas veces, a las metáforas e imágenes que en ella aparecen. 
Veámoslo con el ejemplo de Manuel Altolaguirre que cita Neruda. Como se sabe, además de excelente poeta de la Generación del Veintisiete, Altolaguirre, fundador de la célebre revista Litoral, era también editor e impresor. Son famosas las ediciones de los libros que dio a la luz, por la preciosa tipografía que enaltecía los versos, palabras formadas con preciosas letras cuyas cajas para su impresión componía el propio Altolaguirre. Pero también eran famosas sus ediciones por las erratas que a veces se le colaban en los textos, erratas que llegaron a aparecer hasta en el título de la portada.
Como lo mejor de la intelectualidad española, en 1939, al término de la guerra, se vio obligado a huir de España para evitar que lo asesinaran tras uno de aquellos juicios estrafalarios que ponía en marcha la Dictadura franquista. De entrada se exilió en Cuba, donde estuvo hasta 1942, fecha en la que se afincó en México. En Cuba no tardó en montar una imprenta y empezar a editar con la misma belleza y singularidad con que lo había hecho en España. 
Cierto día, un poeta cubano le llevó un librito de poesía para que lo editara. Altolaguirre hizo una de sus mejores obras, hasta el punto de que cuando el poeta tuvo en sus manos uno de los ejemplares, maravillado, no se atrevía a abrirlo.
"Y además no tiene erratas", le anticipó satisfecho el impresor.
Entonces el poeta abrió el libro por una página al azar y el primer verso con el que tropezó le entró por los ojos como un obús. Donde él había escrito: "Yo siento un fuego atroz que me devora", aparecía: "Yo siento un fuego atrás que me devora." Para colmo, el poeta era homosexual. Y se sabía.
De manera que aquella edición acabó en las aguas de la bahía de la Habana, donde poeta y editor la depositaron para alimento de los peces o de los microorganismos.

2 comentarios:

  1. Mucha alegría de leerte y muy interesante el tema que tocas aquí, que a quien ahora que el corrector no es un profesional si no una máquina, que cuando das a Return te pone lo que ha querido o cree que tu has querido decir. Un abrazo Rafael

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  2. Me ha encantado esta entrada y me he reído con el ejemplo del "coño fruncido de doña manuela" y "el ardor atras" del libro q editó Altolaguirre, jajajaja.
    No he tenido tiempo de leerlo hasta ahora desde esta tarde que lo enlazaste. Lo iré leyendo poquito a poco.
    Encantada de encontrar de nuevo tu pensamiento, tus ocurrencias y tus escritos.
    Un abrazo, y a Paco también, q se me acaba de adelantar. ejejeje

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