domingo, 24 de marzo de 2024

EL CATECISMO DEL PADRE RIPALDA

Jerónimo Ripalda fue un aragonés de Teruel donde nació en 1535, profesó como jesuita y falleció en Toledo en 1618. De ascendencia vasca, que luego nos echan todos los muertos a los andaluces, fue profesor en los colegios jesuitas de Plasencia, Ávila y Valladolid, llegando, posteriormente, a ser rector del colegio de Salamanca, época en que fue confesor de Teresa de Jesús.
Este buen hombre escribió un catecismo cuya primera edición tuvo lugar en 1591, conociéndose desde el primer momento como el Catecismo del padre Ripalda, o, coloquialmente, el Ripalda, a secas. Este catecismo fue coetáneo de otro escrito por el también jesuita Gaspar Astete (Coca de Alba, Salamanca, 1537-Burgos, 1601), catecismo que se conoció como el Astete. Ambos libritos plasman puntualmente las conclusiones del Concilio de Trento (1545-1563) y estuvieron en vigor durante cuatrocientos años, hasta el Concilio Vaticano II, del que emergió el Catecismo de la Iglesia Católica. Los dos catecismo formaron parte importante de la asignatura de religión durante la dictadura franquista, el Astete de Madrid hacia el norte y el Ripalda de Madrid hacia el sur.
Como quiera que la de religión nunca fue una asignatura propiamente dicha, sino catequesis pura y dura, lo mismo que, quizás más suavizada, sigue siendo hoy, los niños de mi generación tuvimos que aprendernos de memoria el contenido íntegro del librito, con ocho, nueve, diez años. La verdad es que visto con los ojos de hoy, cuando lo releo, resulta incluso cachondo. Ya el arranque, al que el tal Ripalda, llama Prolegómeno, es apoteósico. Aquí va:
                 "Todo fiel cristiano
                  está muy obligado
                  a tener devoción
                  de todo corazón
                  a la Santa Cruz
                  de Jesucristo nuestra luz
A continuación, sigue con todo lo que debe conocer y practicar un cristiano católico desde la señal de la cruz, incluido cómo debe persignarse y santiguarse, hasta el acto de contricción, pasando por el padre nuestro, el ave María, el credo, la salve, los mandamientos, de la ley de Dios y los de la Iglesia, las obras de misericordia, los pecados capitales, las Bienaventuranzas, etc. etc. Cada epígrafe con su texto completo, no meramente con el título. Por ejemplo, el padre nuestro, entero; lo mismo el credo, los mandamientos, en fin, todo. Nada menos que veintiún epígrafes.
Con todo, lo más interesante y también descacharrante es la serie de exactamente cuatrocientas sesenta (460) preguntas y respuestas en forma de diálogo entre un supuesto sacerdote (el Ripalda, claro) y un alumno. A título de ejemplo, y con el lenguaje actualizado, tal y como yo me las tuve que aprender, transcribo algunas de estas preguntas y respuestas, escogidas casi al azar.
nº 2.- ¿Eres cristiano?
          Sí, por la gracia de Dios
nº 3.- ¿Qué quiere decir cristiano?
          Hombre de Cristo, cuya fe profesó en el bautismo. 
¿Como se ve, el catecismo iba dirigido a los hombres y es que el Ripalda este debía creer todavía que las mujeres carecían de alma, como se había discutido hasta no hacía mucho, y eran poco más que animalitos. Pero, además, qué fe íbamos a profesar ni a profesar nosotros si nos bautizaban por... narices a los ocho o diez días de nacer)
nº 20.- ¿A qué está obligado el hombre primeramente?
                 A buscar el fin último para el que fue creado
nº 21.- ¿Para que fin fue creado?
           Para servir a Dios y gozarle
nº 30.- ¿Quién compuso el Credo?
           Los apóstoles 
(Mentira absoluta, comprobable, aunque no entonces, claro)
nº 46.- (Después de decir que el Padre es Dios, el Hijo es Dios y el Espíritu Santo es Dios)
            ¿Son pues tres dioses?
            No, sino uno en esencia y trino en persona. 
(Y qué carajo quería decir esto)
nº 63.- ¿Cuántas naturalezas hay en Cristo?
           Dos, divina y humana
nº 64.- ¿Cuántas personas?
           Una, que es divina 
nº 65.- ¿Cuántos entendimientos?
           Dos, divino y humano
nº 66.- ¿Cuántas voluntades?
           Dos, divina y humana
nº 67.- ¿Cuántas memorias?
          Una: humana, ya que en cuanto Dios lo tiene todo presente.
           (Todo un galimatías teológico, para niños, repito, de 8, 9 ó 10 años. No hay quien lo entienda de adulto, ni ellos, lo íbamos a entender nosotros)
nº 87.- ¿Qué es la gloria?
           El conjunto de todos los bienes sin mezcla de mal alguno
nº 89.- ¿Qué es el infierno?
           El conjunto de todos los males sin mezcla de bien alguno.
nº 90.- ¿Qué pena padecen los condenados?
           Pena de daño y pena de sentido
nº 91.- ¿En qué consiste la pena de daño?
           En carecer de la vista de Dios
nº 92.- ¿Y la pena de sentido?
           En padecer para siempre tormentos indecibles y horrorosos.     
      Y
a está bien, que, como muestra, me estoy pasando. No entendíamos nada, claro o casi nada. Luego, las preguntas y las respuestas se olvidaban pronto, pero el sustrato de toda aquella porquería quedaba grabado en el cerebro, que es lo que los interesaba, y les interesa, a ellos, de manera que más tarde, a medida que ibas leyendo, razonando, etc., costaba no poco sufrimiento echarla fuera, si es que te dabas cuenta de que debías echarla.


Imágenes: Pinterest
  

2 comentarios:

  1. Anónimo3/24/2024

    El método está claro lavado de cerebro en una época de la vida que queda todo. Luego Fray Albino creo hizo otro catecismo

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  2. Lavado, abrillantado y grabado.

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