martes, 31 de mayo de 2022

UN EJEMPLO DE CATÓLICO


Por nefastos y hasta criminales que puedan ser sus propósitos y sus hechos, en todos las organizaciones, en todos los grupos humanos hay gente buena, amable, ecuánime e incluso honrada. También entre los católicos, a pesar de que éstos, convencidos como están de poseer la única verdad realmente verdadera, la verdad absoluta, andan en su inmensa mayoría sobrados de soberbia, de jactancia y hasta de hipocresía, que es lo que le ocurre al tipo del que voy a hablar.
El veintiocho del pasado mes de mayo murió el cardenal Angelo Sodano, mano derecha de los papas Juan Pablo II y Benedicto XVI. Alguien puso la noticia en el facebook, con fotografía incluida, y enseguida aparecieron comentarios, uno, dos tres... cinco..., todos ellos hablando en sentido negativo del cardenal, que fue nuncio apostólico en Chile durante la época de la dictadura de Pinochet, con el que tuvo una excelente relación, a pesar de conocer las desapariciones, las torturas y los asesinatos cometidos por el régimen, y del que se sabe que en vida fue encubridor de pederastas y depredadores sexuales, por ejemplo, del fundador de los Legionarios de Cristo, el mexicano Maciel. Bien, pues al sexto o séptimo comentario, saltó un caballero (no anoté su nombre y no logro recordarlo) diciendo:
"Si hablarais de otras cosas del mismo modo que de la Iglesia... Pero no, tenéis que hacerlo siempre insultando a los católicos."
Francamente, este comentario me molestó no poco, porque aunque, hasta aquel momento, los comentarios eran negativos no tenían nada de insultantes, pero, sobre todo, por lo muy cortitos de lacha que van estos católicos para sentirse ofendidos por el más mínimo comentario crítico, con todas las prebendas de las que disfruta la Iglesia en este país. Así es que le contesté:
"¿250 procesiones al año en una ciudad, además de las de Semana Santa, te parecen un insulto a los católicos?
Si lo prefieres podemos darle un repaso a la historia.
Aunque si de verdad creyeras te escandalizaría el lujo en el que viven esos señores."
El señor católico debió pensárselo detenidamente, porque tardó un poco en responder, pero respondió:
"¿Te molesta? Pues ya sabes..."
La respuesta me dejó un tanto perplejo. ¿Qué me molestaba a mí, las procesiones, la historia de la Iglesia, el lujo de los cardenales? Y ya sabía yo, ¿qué? ¿Que el que se pica ajos come? ¿Que me jodiera? No lo sabía. En cualquier caso, le repliqué sin alterarme:
"Vaya, no respondes a mi pregunta ni haces alusión alguna al resto de mi comentario."
Aquí el que debió picarse fue él, porque prorrumpió:
"Porque no entenderás nunca ni la idiosincrasia ni las tradiciones de tu ciudad. Pero, mira, si no te gusta no tienes más que coger la maleta."
Yo no entro al trapo, porque hacerlo con esta gente es entrar en un terreno fangoso del que se sale absolutamente embarrado, así es que le contesté:
"Vaya, de víctima pasas a acusador. Y, además, te permites el lujo de pretender que me marche de mi ciudad. Algo hemos ganado. En otro tiempo me habrías mandado a la hoguera. Pero sigues sin contestar mi pregunta: ¿250 procesiones al año en una ciudad te parecen un insulto a los católicos?"
Como yo no le seguía el rumbo, el tipo debía de estar cabreándose bastante, porque replicó en un tono claramente airado.
"La víctima eres tú que no quieres reconocer la economía que mueven las cofradías y las hermandades con el turismo, ni la labor social y de caridad que realizan. Y es a causa de tu resentimiento de ateo."
Y yo, a la carga de nuevo:
¡Vaya! No contestas a mi pregunta y además mareas y mareas la perdiz para poner el asunto a tu favor. La técnica habitual. Vamos a ver: ¿he dicho yo que me molesten las procesiones? ¿He dicho yo que no crea?. No lo he dicho y, además, ni me conoces de nada ni sabes nada de mí y, no obstante, te quitas la piel de corderito, es decir, de víctima, y me acusas de ser un resentido y de ser ateo. No, yo me he limitado a hacerte una pregunta: ¿250 procesiones al año, además de las de Semana Santa, te parecen un insulto a los católicos? Contéstala, hombre, que no es tan difícil. Y ya de paso, ¿te has preguntado alguna vez por qué nadie critica ni dice nada de las distintas confesiones cristianas protestantes que existen en mi ciudad y en el país?"
Cómo estaría el tipo que aquí ya no contestó. Sencillamente me eliminó. Pero así son ellos, o la inmensa mayoría de ellos, empezando, desde luego, por la jerarquía: víctimas fingidas que se revuelven con saña en cuanto alguien los critica o contradicen o trata de minimizar, aunque sea livianamente, la enormidad de privilegios de los que siguen gozando en este país.

2 comentarios:

  1. Está perfectamente definido el perfil, a mi me han hecho cuestiones similares, fortuna que no funciona la hoguera porque más de uno estaríamos chamuscados, toda la justificación es el dinero que deja el turismo, una cuestión sagrada la venden como los quiquis, esos son los valores de algunos, porque afortunadamente estos son los más radicales, y los hay sensatos, pocos desgraciadamente, pero los hay. Saludos

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  2. Así es, Paco. En todas partes hay gente buena, también entre los católicos, razonable, comprensiva y que sabe distinguir, pero la mayoría no son más que unos farsantes, que, además, desconocen la historia de la organización a la que pertenecen , los textos en los que se basa su creación y hasta sus dogmas. Por tanto, no saben que esas imágenes que sacan a pasear son exactamente iguales que lo que ellos llamaron ídolos paganos y que con tanta saña persiguieron, hasta que acabaron con ellos. Y, desde luego, si hoy no nos mandan a la hoguera o al paredón, es porque hemos ganado una poquita de libertad, entre otras cosas, peleando contra su organización. Un abrazo.

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