martes, 14 de septiembre de 2021

VIRGEN ANTES DE NACER

 "...Era mi propósito enseñarte cómo puedes educar a nuestra querida Paulita, la que antes de engendrada ya fue consagrada a Cristo, a la que recibiste antes en tus promesas que en tu seno...
"Un alma que va a ser templo del Señor así debe ser educada. Que aprenda a ni oír ni hablar nada, a no ser lo que tenga que ver con el temor de Dios. Que no entienda las palabras feas, que ignore las canciones mundanas, que la lengua aún tierna se imbuya de dulces salmos. Que estén lejos de ella los niños en edad juguetona y que sus mismas esclavitas y sirvientas sean apartadas del trato del mundo, para que no enseñen peor cuanto mal aprendieron...
"Ante todo hay que procurar que no odie los estudios... Debe elegirse un maestro de edad, vida y erudición intachables... Tú también has de procurar no acostumbrar a tu hija, con los inútiles melindres de las mujeres, a decir las medias palabras y a jugar con el oro y la púrpura, uno de los cuales arruina la lengua, el otro las costumbres, que no aprenda en la tierna edad lo que debe desaprender después...
"Que la nodriza no sea borracha, ni deshonesta, ni charlatana, que tenga una niñera modesta, un tutor serio. Que aprenda para qué general, para qué ejército se educa la pequeña recluta...
"Que su propia apariencia y vestido le enseñe a ella a quien ha sido prometida. Ten cuidado de no agujerearle las orejas, de no pintar su rostro consagrado a Cristo con carmín y albayalde, de no oprimir su cuello con collares de perlas y oro, de no recargarle la cabeza con gemas, de no volverle rubio el cabello de forma que a ella le anuncie el fuego del infierno...
"Pretextata, en otro tiempo muy noble mujer... cambió la forma de vestir y la apariencia de Eustoquia, recomponiendo su pelo descuidado con ondulaciones, deseando vencer el propósito de Eustaquia de mantenerse virgen. Y hete tú que en la misma noche (Pretextata) ve en sueños que ha venido junto a ella un ángel de rostro terrible, que... le lanza bruscamente estas palabras: '¿Pero es que tú te has atrevido a tocar con tus sacrílegas manos la cabeza de una virgen de Dios? Esas manos ya ahora se resecarán, para que, atormentada, te des cuenta de qué has hecho, y, acabado el quinto mes, serás llevada a los infiernos. Y también, si perseveras en el delito, a la vez al marido y a los hijos perderás.' Todo se cumplió según lo dispuesto, y una rápida muerte selló la tardía penitencia de la desgraciada. Así se venga Cristo de los violadores de su templo...Y así te lo he contado no porque quiera regocijarme con las calamidades de los desgraciados, sino para advertir con cuánto miedo y precaución debes conservar lo que prometiste al Señor... Ofrecer o no a Dios a tu hija era algo que estaba en tu albedrío, aunque tu caso es distinto, pues la ofreciste antes de haberla concebido.
"Cuando empiece a ser un poco mayor... que vaya al templo del verdadero Padre con sus padres... que imite a María, a la que Gabriel encontró sola en su aposento, y acaso por eso se sobrecogió de temor, porque vio delante a un hombre al que no estaba acostumbrada... Que no salga nunca fuera, no sea que la encuentren quienes callejean por la ciudad, la golpeen y la hieran y, quitándole el velo de la honestidad, la dejen desnuda y ensangrentada...
"Acordaos que sois padres de una virgen y que podéis enseñarle más con vuestro ejemplo que con la palabra... Que ningún joven pueda sonreírle. Que celebre nuestra virgencita los días y las solemnes vigilias... No quiero que intime con ninguna de sus esclavillas... Que le pongas al frente una virgen veterana, quien la pueda enseñar y con su ejemplo la acostumbre a levantarse por la noche para las oraciones y los salmos, a cantar himnos por la mañana, a estar en posición de combate como guerrera de Cristo...
"Si alguna vez sales a tus posesiones de fuera de la ciudad, no dejes en casa a tu hija: que no sepa ni pueda vivir sin ti; cuando haya de estar sola, que sienta miedo...
"Algunos han recomendado que una virgen de Cristo no se bañe junto a eunucos ni junto a mujeres casadas... A mí me desagradan completamente los baños en la virgen adulta, que debe sonrojarse ella misma y no poder verse desnuda... Pues si con vigilias y ayunos mortifica su cuerpo, ¿por qué, por otro lado, despierta fuegos dormidos con los colores de los baños?"


¿Para qué seguir? Este es un resumen de una carta del eminentísimo Eusebio Sofronio Jerónimo, más conocido como San Jerónimo (342-420), a una matrona romana de nombre Leta, en la que, como se ve, le ofrece toda una serie de preciosos consejos para la educación de su hija Paulita. 
Cabe recordar, en primer lugar, la debilidad de los Padres de la Iglesia por las matronas romanas, mujeres de alta alcurnia, no con fines libidinosos, desde luego, sino porque sabían que conquistadas éstas toda la familia acababa conquistada. 
Pero el asunto de la carta es mucho más grave. Siguiendo, sin duda, el consejo del mismo Jerónimo, la tal Leta, decide el destino de su hija antes incluso de ser concebida, sin tener en cuenta, ni ella ni San Jerónimo, la opinión  de la niña una vez nacida y saltando por encima del más mínimo respeto por su integridad personal. ¡Y qué destino! Una vida de ascetismo y de penitencia para la que era necesario preparar a la niña desde sus primeros balbuceos.
Aparte la misoginia que desprende la carta casi en cada párrafo, la misma que tiene San Jerónimo hacia la pequeña Paulita es la consideración que la Iglesia ha tenido por la dignidad humana desde los primeros tiempos, consideración que sigue siendo idéntica en la actualidad, a pesar de las bellas palabras que suele prodigar el papa Francisco, palabras que, al no ir acompañadas de acciones, no dejan de ser una burda máscara. 
Es también digno de resaltarse las continuas amenazas que San Jerónimo dirige a la matrona, incluido el ejemplito, claramente inventado, de la tal Pretextata, así como la repetida invocación al miedo y la no menos pudorosa prohibición de los baños. Por último, véase la concepción del cristianismo como un ejército en permanente guerra con los que no se encuentran entre sus fieles.

Fuente: Epistolario San Jerónimo. B.A.C. 1962
Imágenes: Archivo personal
Las negritas son mías.

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