lunes, 21 de julio de 2025

UNA ANÉCDOTA

María Asquerino
Yo sé que no se trata más que de una anécdota, pero tal y como está últimamente el patio en este país, creo que es interesante contarla. 
El hecho le ocurrió a la gran actriz María Asquerino (1925-2013) y yo me voy a limitar a transcribirlo tal y como lo cuenta ella en sus Memorias, publicadas en 1985:
"Un día estaba yo sentada en la terraza del café Gijón", escribe María, situando la acción en los primeros años cincuenta del siglo pasado, "estaba con Diosdado y otros compañeros, en pleno verano; yo llevaba una traje de esos que llamaban de bañera (un vestido de tirantes) y encima tenía una torerita (especie de chaqueta o chaquetilla corta, con mangas; en verano la usaban mucho las mujeres para ir a misa, ya que no se permitía la manga corta), "pero como hacía tanto calor me la quité. En esto que pasa un cura. Un cura bajito, gordito y totalmente congestionado, quizás del calor y de la rabia que le dio verme así. Se me acerca y me ordena bajito:
-Tápese usted ahora mismo.
"Yo no salía de mi sorpresa."
-¿Qué dice usted?
-Que se tape ahora mismo o la denuncio (lo único que mostraba María eran las hombros y el escote, sin llegar al canalillo)
-¿Qué dice usted?
-Que se tape ahora mismo o la denuncio.
-No me da la gana. Denunciéme usted porque yo no me tapo, entre otras cosas, porque tampoco estoy enseñando nada.
"El tío se marchó y no hubo denuncia ni hubo nada. Pero cosas así ocurrían con frecuencia".
Terraza café Gijón hoy. Foto Nestor
La anécdota pone de relieve un aspecto significativo de lo que fue la dictadura franquista, una de las épocas más negras de la historia de este país. Pone de relieve el poder de la Iglesia española y su actitud siempre represiva en todo lo que tenía relación con el sexo, aunque fuese remotamente, mientras tanto gran parte de sus miembros vivían robando recién nacidos, abusando de niños y adolescente o abarraganados, en secreto, eso sí, aunque todo el mundo lo sabía. María Asquerino le echó valor, pero también tuvo suerte. Probablemente, el cura se arrugó ante la firmeza de María, pero hubo otros muchos casos en que una mujer, en una situación parecida, era, en efecto, denunciada y sufría el correspondiente correctivo por parte de la autoridad.
Foto internet
Anda que si el cura levantara la cabeza y viera a señoritas como esta en la playa. Pero no nos engañemos, hoy no son pocos los que quieren volver a aquella época, entre ellos, gente como Luis Argüello, presidente de la Conferencia Episcopal Española, arzobispo de Valladolid y cercano, muy muy cercano al partido fascita.

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