"Jamás las mujeres podrán ser sacerdotes", afirmaba hace no demasiado tiempo el obispo de Córdoba Demetrio Fernández. Y tenía razón, porque, de alcanzar el orden sacerdotal, las mujeres no serían sacerdotes, sino sacerdotisas. Pero, con la rotundidad reaccionaria que lo caracteriza, el señor obispo añadía: "Buscar dogmas aquí es equivocarse de raíz." Y don Demetrio volvía a tener razón, porque, en efecto, no existe dogma alguno que sancione que el sacerdocio sólo puede ser ejercido por hombres, es decir, por varones, además, completos.
Sin ser tan taxativo, quizás porque su formación es muy superior a la de don Demetrio, hace sólo unas semanas, Cristoph Schönborn, arzobispo de Viena y cardenal, sostenía que "la Iglesia no puede ni debe aceptar la creación de mujeres sacerdotes" (de nuevo el tropezón, pues como ya he dicho, de serlo, las mujeres serían sacerdotisas, no sacerdotes. Son tan patriarcalmente machos que hasta tienen el lenguaje viciado.)
La opinión de ambos prelados sigue siendo hoy la oficial de la Iglesia. Sin duda, también la mayoritaria. Sin embargo, cada vez son más las voces autorizadas, no de simples fieles, que no sólo no niegan sino que defienden la posibilidad de que el sacerdocio pueda ser ejercido también por mujeres. El último en expresarse en esta dirección ha sido Georg Batzing, obispo de Limburgo y nada menos que presidente de la Conferencia Episcopal alemana. Este caballero sostiene que "las mujeres y el sacerdocio pueden estar muy bien relacionados." y añade, en defensa de su opinión, que Alemania va camino de encontrarse sin sacerdotes, culpando de ello, principalmente, al celibato obligatorio, ante el que también está en contra.
Obispo de Limburgo
Sea cual sea la causa, una cosa es cierta: la Iglesia se está quedando sin sacerdotes, no sólo en Alemania, sino en, prácticamente, toda Europa. Esta y sólo esta será la razón por la que, a no mucho tardar, la Iglesia católica acabará admitiendo a la mujer en el sacerdocio. La Iglesia anglicana, en Inglaterra, no sólo tiene sacerdotisas, sino a estas alturas incluso obispas."Lo que yo no sé es qué pintan las mujeres en una institución tan sumamente patriarcal y machista", dijo mi amigo Ernesto Caraba, en la tertulia que montamos cada jueves en mi casa. Mucho más indulgente, mi mujer concluyó: "Desde luego, si las mujeres llegan al sacerdocio en número considerable habrá algo que encontrará el fin: la pederastia eclesial."
Imágenes: Internet.
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